Aquel 21 de agosto podía haber sido para nosotros un día más, sin sobresaltos, sin nada fuera de la rutina. Pero estaba en nosotros hacer que eso no fuera así.
Hacía algo más de 6 meses que habíamos sido ganadores en Tus Ideas Valen, y esa mañana nos íbamos a promocionar el certamen a San Luis y a La Floresta. Es algo raro, es como si un año salís campeón del campeonato uruguayo y al otro te proponen ser la AUF.
Mañana agradable para un día de invierno, algunas lluvias en los días previos habían oscurecido nuestras esperanzas de pasar una tarde soleada en estos balnearios tan lindos.
Varias eran las anécdotas que Gustavo nos habia contado de sus viajes al interior, siempre algún imprevisto, siempre algo nuevo que contar. Pero a nosotros no, a nosotros no nos iba a pasar nada raro.
Así fue, así fue que eran las 9 y media y el ómnibus que tenia que pasar a las 8 no pasaba. ¿Curioso no? A los señores “no pierdas mas tiempo esperando el ómnibus” les pasaban las horas en la cara y no podían hacer nada. Solución: nos fuimos a Av. Italia y Bolivia y nos tomamos un ómnibus directo, no estábamos dispuestos a abandonar nuestras charlas.
De ese modo, previo SMS avisando que llegábamos tarde fuimos agradablemente recibidos por Mirela, que nos acompañó en el liceo de San Luis, y nos llevó después a La Floresta.
Dimos dos charlas en el liceo de San Luis, con cerca de 30 chicos en cada una. Nos resultó muy gratificante poder establecer cierta dinámica de “taller” en la cual los chicos (de 1º a 3º de liceo) participaron, contaron ideas, y se interesaron, a tal punto que terminé explicando como funcionaba el aparatito para cargar las pilas a medida que uno camina (no es un invento mío, y tuve que improvisarles, pero la fantasía es importante no?).
Acto seguido partimos con Mirela en su auto hacia La Floresta. “Estos son chicos mas grandes” contaba, al tiempo que al doblar en U para tomar la ruta hacia la floresta, la puerta del acompañante se abría de golpe, dándole a Fabio uno de los mayores sustos de su vida. “Ah, ojo que se abre la puerta esa, la tengo que hacer arreglar”.
Al llegar nos presentamos con la directora del liceo y el profe de informática que nos ayudó con toda nuestra infraestructura para pasar la presentación y el video. De a poco, como curioseando algunos jóvenes se acercaban a preguntarnos que estábamos armando, ¿Nos van a dar una charla sobre las drogas? ¿Sobre la sexualidad?. Realmente nos sentimos originales, ¡íbamos a hablarles de cosas que nunca les habían contado!
Desbordante de adolescentes sentados en el piso estaba ese salón en las dos charlas que dimos, yo diría que había unos 1000-1500 en cada charla, pero según la directora eran unos cuarenta en cada una, no sé bien.
Hicimos nuestra ya clásica presentación incluyendo una introducción a nuestro proyecto ante las diversas miradas de los chicos, algunos con cara de “me quiero ir a mi casa, terminá rápido”, otros de “mirá lo que estan diciendo estos, que yo me puedo poner a inventar cosas, qué graciosos”.
La cuestión es que lejos estuvieron estos chicos de aguarnos la fiesta con su “edad rebelde” sino que conversamos sobre el concurso y sobre sus ideas de la forma mas natural y agradable, lo que resultó una experiencia entretenida para ellos y para nosotros, al punto que luego de la charla algunos se quedaron para comentarnos y consultarnos acerca de algunos de sus proyectos.
Ahí estaba, otra vez Tus Ideas Valen resonando entre los jóvenes uruguayos, haciéndoles saber que las cosas Grandes, no solo son cosa de Grandes.
Hacía algo más de 6 meses que habíamos sido ganadores en Tus Ideas Valen, y esa mañana nos íbamos a promocionar el certamen a San Luis y a La Floresta. Es algo raro, es como si un año salís campeón del campeonato uruguayo y al otro te proponen ser la AUF.
Mañana agradable para un día de invierno, algunas lluvias en los días previos habían oscurecido nuestras esperanzas de pasar una tarde soleada en estos balnearios tan lindos.
Varias eran las anécdotas que Gustavo nos habia contado de sus viajes al interior, siempre algún imprevisto, siempre algo nuevo que contar. Pero a nosotros no, a nosotros no nos iba a pasar nada raro.
Así fue, así fue que eran las 9 y media y el ómnibus que tenia que pasar a las 8 no pasaba. ¿Curioso no? A los señores “no pierdas mas tiempo esperando el ómnibus” les pasaban las horas en la cara y no podían hacer nada. Solución: nos fuimos a Av. Italia y Bolivia y nos tomamos un ómnibus directo, no estábamos dispuestos a abandonar nuestras charlas.
De ese modo, previo SMS avisando que llegábamos tarde fuimos agradablemente recibidos por Mirela, que nos acompañó en el liceo de San Luis, y nos llevó después a La Floresta.
Dimos dos charlas en el liceo de San Luis, con cerca de 30 chicos en cada una. Nos resultó muy gratificante poder establecer cierta dinámica de “taller” en la cual los chicos (de 1º a 3º de liceo) participaron, contaron ideas, y se interesaron, a tal punto que terminé explicando como funcionaba el aparatito para cargar las pilas a medida que uno camina (no es un invento mío, y tuve que improvisarles, pero la fantasía es importante no?).
Acto seguido partimos con Mirela en su auto hacia La Floresta. “Estos son chicos mas grandes” contaba, al tiempo que al doblar en U para tomar la ruta hacia la floresta, la puerta del acompañante se abría de golpe, dándole a Fabio uno de los mayores sustos de su vida. “Ah, ojo que se abre la puerta esa, la tengo que hacer arreglar”.
Al llegar nos presentamos con la directora del liceo y el profe de informática que nos ayudó con toda nuestra infraestructura para pasar la presentación y el video. De a poco, como curioseando algunos jóvenes se acercaban a preguntarnos que estábamos armando, ¿Nos van a dar una charla sobre las drogas? ¿Sobre la sexualidad?. Realmente nos sentimos originales, ¡íbamos a hablarles de cosas que nunca les habían contado!
Desbordante de adolescentes sentados en el piso estaba ese salón en las dos charlas que dimos, yo diría que había unos 1000-1500 en cada charla, pero según la directora eran unos cuarenta en cada una, no sé bien.
Hicimos nuestra ya clásica presentación incluyendo una introducción a nuestro proyecto ante las diversas miradas de los chicos, algunos con cara de “me quiero ir a mi casa, terminá rápido”, otros de “mirá lo que estan diciendo estos, que yo me puedo poner a inventar cosas, qué graciosos”.
La cuestión es que lejos estuvieron estos chicos de aguarnos la fiesta con su “edad rebelde” sino que conversamos sobre el concurso y sobre sus ideas de la forma mas natural y agradable, lo que resultó una experiencia entretenida para ellos y para nosotros, al punto que luego de la charla algunos se quedaron para comentarnos y consultarnos acerca de algunos de sus proyectos.
Ahí estaba, otra vez Tus Ideas Valen resonando entre los jóvenes uruguayos, haciéndoles saber que las cosas Grandes, no solo son cosa de Grandes.
Ignacio Losada